Desde el corazón de la Base Aérea de RAF Marham, en el
condado de Norfolk (Inglaterra), el Ala 12 ha vuelto a demostrar la capacidad y
destreza que le otorgan ser uno de los pilares más sólidos del Ejército del
Aire y del Espacio. Con un contingente de 80 aviadores y seis aeronaves EF-18,
la unidad ha participado en el Ramstein Flag, el ejercicio aéreo más relevante
de la OTAN en 2025.
Durante 15 días, alrededor de 70 aeronaves procedentes de más
de 15 naciones aliadas —Bélgica, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido, Estados
Unidos y España, entre otras— se han desplegado por el continente europeo,
teniendo como epicentro operativo la Base Aérea de Leewarden, en los Países
Bajos. En un contexto virtualmente diseñado, pero aterradoramente plausible,
las misiones que se han llevado a cabo en el vasto espacio aéreo del mar del
Norte bien podrían trasladarse, si las circunstancias lo exigieran, a menos de
mil millas al este.
Uno de los ejes centrales del ejercicio lo ha constituido la
integración de las aeronaves de cuarta y quinta generación, esta última
representada por los F-35 holandeses, americanos, daneses e italianos, joya
tecnológica cuyas tácticas siguen siendo, para muchos, una cartografía aún
clasificada.
El escenario ofrecía una amplia gama de posibilidades para el
entrenamiento de los pilotos del Ala 12, inmersos en paquetes aéreos de más de
40 plataformas: lanzamiento simulado de misiles Taurus, Harpoon, GBU-48 —sobre
blancos planificados y de oportunidad—, misiones de combate aire-aire
exclusivo, y todo ello sin olvidar los apremiantes reabastecimientos en vuelo,
tanto diurnos como nocturnos.
El Ramstein Flag 2025 ha sido, sin lugar a dudas, un
entrenamiento invaluable. En los tiempos que corren, donde las líneas
geopolíticas parecen desplazarse con la misma rapidez que un avión de combate,
estos ejercicios son tan necesarios como firme su mensaje: el Ejército del Aire
y del Espacio, con unidades de la talla del Ala 12, sigue a la vanguardia,
cumpliendo con éxito con la misión que se le asigne.
