La mejora constante de las capacidades de ataque y defensa de
los buques militares de España es una de las tareas más importantes de la
Armada. Elegir convenientemente qué material integrar a bordo —teniendo en
cuenta las naturales limitaciones de la plataforma— supone una decisión
crítica que puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso de
una misión.
"El patrullero Vigía se hizo a la mar para probar
su nuevo sistema Seninel 30", indicó la Armada hace unos días. Se trata de
"un montaje de calibre 30 milímetros con capacidad de vigilancia,
observación y tracking de objetivos". Esta estación remota está
fabricada por la compañía madrileña Escribano Mechanical & Engineering y su
integración en el Vigía responde a un contrato mayor.
En particular, la Armada a través de la Jefatura de Apoyo
Logístico cerró con Escribano un pedido de 4 estaciones Sentinel 30 por
un total de 4,6 millones de euros. El acuerdo también contempla todos los
trabajos de instalación y puesta en servicio dentro de los patrulleros.
Los elegidos para incorporar el Sentinel 30 son los de clase Serviola. Se trata de una familia de 4 embarcaciones —el mismo número que estaciones de armas han adquirido— que se encuadran dentro de los patrulleros de altura. Comenzaron a dar servicio en 1991 y, que se sepa oficialmente, los únicos que cuentan por el momento con el nuevo sistema son el Centinela y el Vigía, quedando el Atalaya y el Serviola pendientes.