El 15 de noviembre de 1533 los soldados españoles de
Francisco Pizarro, acompañados por nativos, toman la ciudad de Cuzco, capital
de imperio Inca.
El día anterior Manco Inca, noble indígena de sangre real,
había avisado de que el defensor de la ciudad, el líder Quizquiz, había
provocado un incendio contra sus habitantes, con quienes había tenido repetidas
muestras de crueldad.
Pizarro envió cuarenta caballeros y guerreros nativos bajo el
mando de Hernando de Soto para comprobar la información, quien, llegando al
lugar, tuvo un enfrentamiento que le obligó a replegarse. No obstante, sus
enemigos no le persiguieron debido a la superioridad de los caballos en campo
abierto. Quizquiz, temiendo un combate casa por casa o un asedio, se replegó a
las montañas evitando la batalla en terreno llano.
El 15 de noviembre Pizarro entró en Cuzco por la actual calle
Conquista, junto a su hermano Gonzalo, Diego de Almagro y el noble Manco, entre
aclamaciones de sus habitantes. Estos eran contrarios al anterior emperador
Atahualpa, a quien Pizarro había capturado y matado en la celada de Cajamarca.
El botín de la captura se estimó en 580 mil pesos de oro y 215 mil marcos de
plata.
A continuación, se nombró a Manco Inca como Sapa Inca y
vasallo de la corona española. Este noble reconoció posteriormente al rey
Felipe II como soberano de sus territorios.
La toma de Cuzco sería trascendental para la conquista del
imperio Inca por ser su centro geográfico, político y religioso.
