El 29 de septiembre de 1871, sólo 19 voluntarios españoles que se defendían en la Iglesia de Vara convertida en fortín, bastaron para contener a 6.000 insurrectos que les atacaron. La enérgica defensa de los voluntarios españoles y los disparos de una pequeña pieza de Artillería, hicieron que se retiraran los insurrectos y desistiera el ataque.