El AJEMA presidió el mediodía de este jueves 2 de mayo, el
acto de baja del remolcador ‘Mahón’, tras 42 años y 10 meses de ininterrumpido
servicio. La emotiva ceremonia tuvo lugar en el muelle número 2 del Arsenal de
Ferrol, sitio que ha sido hogar del buque desde sus inicios, y donde el propio
almirante general Piñeiro había ejercido como su comandante en los años 2000 y
2001.
El evento contó con la presencia de antiguos comandantes del
remolcador, así como de miembros de su dotación a lo largo de su dilatada
historia. El ‘Mahón’ ha sido un activo fundamental en la Armada, cumpliendo
diversas funciones más allá de su rol principal como proveedor de remolque
oceánico.
Desde su base en Ferrol, tanto en el Arsenal como en la
Estación Naval de A Graña (ESENGRA), el ‘Mahón’ participó en numerosas
operaciones de salvamento en la costa gallega, incluyendo su destacada
intervención durante el "conflicto del fletán" en aguas de Terranova
en 1995. A lo largo de los años, se sometió a importantes modificaciones para
mejorar su habitabilidad y capacidad, adaptándose para operar como patrullero
además de remolcador de altura.
La versatilidad del ‘Mahón’ se refleja en su historial, con
intervenciones destacadas como la escolta y apoyo al crucero conmemorativo del
V Centenario del Descubrimiento en 1991 y 1992, así como misiones de apoyo y
vigilancia en campañas pesqueras en aguas de Azores, Gran Sol y Golfo de
Vizcaya.
En este acto de despedida, el actual comandante del ‘Mahón’,
el teniente de Navío Carlos Peña Rivera, detalló que el buque fue construido en
el año 1978 en los ya desaparecidos Astilleros del Atlántico, en Santander,
para dar servicios especiales a las plataformas petrolíferas, algo que nunca
llegó a realizar. El nombre del remolcador se tomó de la Estación Naval de
Mahón, ubicada en el puerto del mismo nombre, en la isla de Menorca, siguiendo
la tradición de nombrar los remolcadores de altura con los nombres de los
arsenales de la Armada.
Peña Rivera también recordó los momentos más significativos
de la vida del buque, incluyendo numerosos rescates en aguas gallegas y su
participación en la vigilancia de la costa tras el desastre del petrolero
Prestige en 2002.
Con el arriado de la bandera nacional a bordo del ‘Mahón’, se
cierra un capítulo en la historia naval de la Armada, marcado por casi 43 años
de servicio dedicado y comprometido. El remolcador, ha dejado una huella
imborrable en la institución naval española.