Durante la Edad Media se produjeron grandes enfrentamientos
en Europa entre la Cristiandad y el Islam. Por ello, destacaron muchos
guerreros que se dedicaron a la defensa de la fe cristiana frente a los
musulmanes y a la protección de los territorios en los que éstos actuaban. Los
guerreros cristianos unían así en una sola persona la religión y también la
guerra Esto favoreció la aparición de las conocidas órdenes religiosas cuyos
miembros eran también soldados. Su misión era proteger la Fe de Cristo y al
resto de cristianos. Con la extensión del cristianismo durante la época del
Bajo Imperio Romano y su conversión en religión oficial por Constantino, se va
desarrollando el concepto de soldado romano-cristiano o guerrero cristiano. Con
la llegada de la Edad Media, esta idea parece afianzarse ya que el poder
político y el poder religioso se mezclan para defender la fe cristiana.
Entonces, la transformación de estos guerreros cristianos se hace al revés: el
hombre piadoso y tranquilo hace uso de las armas para combatir a los enemigos
de Cristo. La importancia de los guerreros cristianos se plasmó en las
ceremonias religiosas de unción y nombramiento de caballeros y también en los
títulos que los papas comenzaron a otorgar a los miembros de la realeza como,
por ejemplo, Rey Cristianísimo en Francia, Su Católica Majestad en España o
Defensor de la Fe en Inglaterra. Estos guerreros cristianos medievales se
enfocaron en la defensa de los Santos Lugares y en la protección de los
peregrinos cristianos. Más adelante, ya en la Edad Moderna y con las guerras de
religión extendiéndose por Europa, estos caballeros se dedicarían a la lucha
contra los protestantes A lo largo de la Historia han surgido figuras que se
han considerado ejemplares, ya fueran personajes reales o míticos. Entre ellas
podemos destacar al Cid Campeador, al rey San Luis, al rey Arturo y sus
caballeros de la tabla redonda, a Roldán o a Santiago Matamoros. Se consideraba
que los caballeros cristianos solamente debían obediencia a Dios así qué si un
gobernante se alejaba de la fe cristiana, era su deber rebelarse contra él para
derrocarlo.