Desplegado en el campo de maniobras y tiro Álvarez de
Sotomayor de la Legión, en Almería, simulando un teatro de
operaciones, unos treinta operadores del Escuadrón de Zapadores
Paracaidistas (EZAPAC), la unidad de operaciones especiales del Ejército del
Aire y del Espacio, han ejecutado un adiestramiento que ha culminado con
la simulación de un rescate de rehenes con empleo de fuego real.
El tiro coordinado de los fusiles de precisión Accuracy AW50,
AXMC.338 y HK G-28 rompe el silencio de la noche. Los tiradores han estado
entrenando los días atrás para que ese tiro sea efectivo y dé inicio a una
acción en la cual su observación y capacidad de hacer frente a cualquier
enemigo es fundamental.
Mientras tanto, las balas trazadoras de las ametralladoras
del calibre 7,62 mm han tomado posiciones y hacen fuego continuo sobre el
enemigo e iluminan la oscuridad de una fría noche de noviembre. Llevan muchos
disparos encima, pero ni la mitad de las horas de estudio y práctica en seco de
los operadores que las manejan. Cada disparo cuenta.
Cualquier incursión enemiga es neutralizada por las
ametralladoras pesadas que llevan montadas los vehículos tácticos URO VAMTAC
ST5. La sincronización es la propia de una orquesta sinfónica.
El equipo operativo armado con fusiles de combate y
subfusiles toma posiciones, se mueven rápido entre las sombras
gracias a sus gafas de visión nocturna. Al llegar a la puerta de entrada del
objetivo se la encuentran cerrada a cal y canto. Hay que emplear
explosivos para abrirla. Es la técnica conocida como breaching, mediante
la cual con una pequeña carga explosiva harán los efectos para entrar en la
edificación donde, según las fuentes de inteligencia, se encuentra el rehén.
Tras la detonación, el equipo operativo puede entrar dentro en la
instalación y abatir las amenazas que se encuentran en el camino, y sacan
al rehén. El silbar de las balas eriza la piel de cualquiera, por muy acostumbrado
que se esté.
Hasta que está todo el mundo replegado no se da por
finalizado el ejercicio. Aunque la seguridad ha sido lo primero en todo
momento, este tipo de ejercicios conlleva siempre un riesgo intrínseco.
Para llegar a una integración de fuegos efectiva en una
misión tan compleja como esta, es necesario un profundo conocimiento del
material y muchas, muchas horas de trabajo y práctica previa continuada, tanto
diurna como nocturna. La coordinación y confianza dentro del equipo es esencial
para el éxito de la misión.
Uno de los lemas más bonitos de nuestras Fuerzas Armadas
engalana el escudo de los boinas verdes del Ejército del Aire y del Espacio
español, lema que resume su forma de vivir y actuar:
“Sólo merece vivir quien por un noble ideal está dispuesto a
morir”