lunes, 4 de septiembre de 2023

CONFERENCIA DE AGUSTÍN CLEMENTE

El pasado día 1 de septiembre en la noble Ciudad de Plasencia en la Sala Verdugo de la capital. Tuvo lugar una conferencia muy interesante y amena. Impartida por nuestro hermano, el Alférez Reservista de Sanidad, Agustín Clemente. Nos relató verdaderas curiosidades de la organización sanitaria durante la República, Reforma de Mario y César Augusto entre otros, del ejército de Roma, donde seguían las antiguas prácticas médicas a base de o prácticas religiosas y viejos remedios caseros.

Tomo la palabra contando los cuidados de los heridos que existen desde que los hombres se han agredido entre ellos.

Nos explicó con todo tipo de detalles, como durante la República no existía organización sanitaria como tal dentro del ejército y los legionarios son abandonados a su suerte donde en una primera asistencia se la realizaba el propio herido con el botiquín propio que contenía algunas hierbas o ungüentos al cuidado de sus compañeros.

La secuencia de curación, y si no era posible los compañeros al acabar la batalla lo trasladaban a las tiendas campamentales que empezaron aparecer a partir del Siglo I a.C. donde los atendían y esperar su recuperación.

Es también a partir de este siglo y sobre todo las campañas de César Augusto, cuando realmente muestran una especial preocupación por el cuidado de Heridos. Empiezan a aparecer las primeras menciones escritas de médicos militares.  Donde tienen una pequeña cabida en una pequeña estructura sanitaria.

Es obligación a partir de esta fecha del jefe militar preocuparse del cuidado y restablecimiento de los heridos, que comienza con un médico y que luego aumenta a una estructura más compleja que se irá desarrollando progresivamente.

En las legiones imperiales el sistema sanitario dependía del Prefecto Castrorum. De él dependen el Valetudinario u Hospital Militar, el primero del que se tiene constancia es el de Haltern el servicio sanitario y el veterinario.


La labor del médico en la legión empezaba con el reconocimiento de los reclutas antes de su ingreso en el ejército, y el control y revisión de los heridos concediendo las licencias por enfermedad si ello era necesario. También colaboraban en la educación de los legionarios para el cuidado de su propia salud y prevención de enfermedades.

En cuanto a la organización el jefe médico era el medicus castrensis o castrorum y su misión era de coordinar al resto de los médicos de la legión. Luego nos encontramos con los medici cohortis, uno por cohorte asimilados a suboficiales especialistas, es decir 10 por legión. Subordinados a ellos estaban los milites medici o soldados médicos, que no eran tales, sino simples legionarios con algunas aptitudes y que habían demostrado capacidad para tratar los heridos y alguna práctica quirúrgica.

Otra categoría era la de los medici ordinarii que acompañaban a la legión cuando salía en marcha junto a la impedimenta, y eran los encargados de atender a los heridos y realizar las curas para su traslado posterior a las tiendas campamentales o a los valetudinarios.

Nos indicó una serie de casos para realizar el tratamiento más habitual era la utilización de apósitos para cohibir las heridas, algunas veces se empapaban en vinagre y si no se recurría a la utilización de torniquetes o la cauterización con hierro candente.

Una vez cohibida la hemorragia se podían coser las heridas con hilo o con fíbulas, especie de grapas y se cubrían con apósitos. Otro problema eran las heridas por proyectiles que se tiraban con ondas, donde introducían metales, piedras, etc. que había que extraer, para lo cual se utilizaban bisturís y varios tipos de pinzas para introducir dentro de la herida y extraerlos.

Un tercer caso era la realización de amputaciones que siempre tenían una gran mortandad. Como instrumental utilizaban sondas, espátulas, cucharas, pinzas, agujas curvas y rectas, de los cuales se han encontrado abundantes restos en las excavaciones arqueológicas.


Desde estas pequeñas líneas he intentado resumir a groso modo la excelente conferencia que nos impartió Agustín. Y, sobre todo para los que no pudieron acudir, tengan más o menos una idea de la misma.

Algunas instantaneas de la sala Verdugo.