lunes, 29 de diciembre de 2025

En Defensa de la UCO: La Neutralidad y el Rigor de la Guardia Civil Frente a Ataques Sectarios

 

En un panorama mediático cada vez más polarizado, es lamentable observar cómo ciertos medios de comunicación optan por el sensacionalismo y la parcialidad en lugar de la rigurosidad informativa.

El reciente artículo publicado en El Plural, titulado "Sin noticias de la UCO de Balas: seis meses y aún no hay informe del novio de Ayuso", representa un claro ejemplo de esta deriva. Este artículo, cargado de insinuaciones y acusaciones veladas, pretende poner en entredicho la neutralidad política y la eficiencia de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, sin fundamentos sólidos y con un evidente sesgo ideológico.

Es imperativo responder a la desinformación, al desconocimiento y al sesgo político de medios que olvidan el rigor periodistico, con hechos, historia y contexto, defendiendo a una institución que ha demostrado su excelencia durante casi dos siglos y que sigue siendo un pilar de confianza para la sociedad española.

La Guardia Civil, fundada en 1844 por el Duque de Ahumada, ha encarnado desde sus inicios un compromiso inquebrantable con la neutralidad política. Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, no solo impulsó la creación de este cuerpo de seguridad, sino que estableció sus cimientos éticos a través de la Cartilla de la Guardia Civil, redactada en 1845. Un documento, que ha trascendido al tiempo y que aún hoy inspira el código de conducta de la institución, enfatizando principios como la lealtad, el deber, el desempeño de funciones con dignidad, prudencia y firmeza y la neutralidad política.

La Cartilla dictaba normas claras sobre la neutralidad, se exigía a los guardias civiles que respetasen las leyes, actuasen con imparcialidad y evitasen cualquier injerencia en asuntos políticos, priorizando siempre el servicio público por encima de ideologías. Ahumada insistía en que la disciplina y el respeto a las normas eran esenciales, y que la institución debía ser un baluarte de estabilidad en una España convulsa del siglo XIX, algo que ha venido demostrado durante sus 181 años de servicio ininterrumpido de servicio a la sociedad.

Estos preceptos no son meras palabras; representan un código de honor que ha perdurado, adaptándose incluso en normativas modernas como el Real Decreto 176/2022, que actualiza el Código de Conducta de la Guardia Civil para reforzar valores como la dignidad, el respeto a los derechos, la lealtad institucional y constitucional y la neutralidad política.

Esta neutralidad no es un adorno histórico, sino una práctica diaria que impregna el trabajo de la Guardia Civil en general y de la UCO, la élite investigadora de la Institución especializada en delitos complejos como el crimen organizado, la corrupción y el fraude, en particular. Acusar a la UCO de lentitud o parcialidad, como hace El Plural, ignora deliberadamente los hechos del caso en cuestión y demuestra un desconocimiento total en lo que es la investigación, los tiempos y el propio funcionamiento de la justicia. Recordemos: la propia UCO admitió en noviembre que no había iniciado la investigación sobre Alberto González Amador, porque no fue hasta el 8 de noviembre cuando el juzgado avaló el trámite necesario para comenzar las investigaciones.

Hablar de "seis meses sin informe" es, por tanto, una distorsión malintencionada de una información, que obvia los protocolos judiciales y administrativos que rigen cualquier pesquisa. La UCO no actúa por capricho o presiones políticas; su labor se basa en la escrupulosidad, un valor que implica precisión, organización, disciplina, exactitud, minuciosidad y un celo estricto en el cumplimiento de deberes. Estos atributos no permiten apresuramientos que comprometan la integridad de las pruebas o la legalidad del proceso. En un contexto donde la investigación involucra posibles delitos fiscales y falsificación documental, la meticulosidad es no solo deseable, sino obligatoria para garantizar justicia imparcial.

Durante sus 181 años de existencia, la Guardia Civil ha demostrado esta escrupulosidad en innumerables operaciones, desde la lucha contra el terrorismo hasta la protección del medio ambiente, la investigación de ciberdelitos, delitos económicos y de corrupción. No en vano, encuestas consistentes la sitúan como una de las instituciones más apreciadas por la sociedad española. Según datos recientes, la Guardia Civil obtiene puntuaciones superiores al 6 sobre 10 en valoraciones ciudadanas, superando a muchas otras entidades públicas y colocándose junto al Ejército y la Policía Nacional como referente de confianza. En distintos sondeos los españoles destacan su profesionalidad y dedicación, reconociendo que esta institución no solo vela por la seguridad, sino que encarna valores como la honradez y el servicio desinteresado.

Esta apreciación no es casual, si no el fruto de una trayectoria impecable, donde la neutralidad política ha sido el escudo contra cualquier intento de manipulación.

Ataques continuos contra la UCO, como viene realizando El Plural no solo desinforman, sino que erosionan la confianza en instituciones esenciales para la sociedad. En lugar de cuestionar sin base, deberíamos celebrar el trabajo excepcional de la UCO y de la Guardia Civil, que operan con independencia y rigor en un entorno cada vez más complejo.

Su compromiso con la neutralidad y su escrupulosidad en cada actuación merecen nuestro apoyo incondicional, y la sociedad española lo sabe, en tiempos de incertidumbre, la Guardia Civil sigue siendo un faro de fiabilidad.

Antonio Mancera Cárdenas

Director Tribuna Benemérita

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