miércoles, 31 de diciembre de 2025

Autorización a los soldados para ingresar en las Academias Militares

Foto: Cadetes abanderados de tres promociones de la Academia de Infantería, en 1914, con las tres banderas históricas de la AGM: izquierda, blanca, del Batallón Universitario de Cádiz (1808); derecha, de 1846, del Colegio General y después de la Academia de Infantería; centro, bandera de la Academia de Infantería desde 1893 hasta 1915. Del libro «La Academia General Militar», de Miguel Gistau, 1919. Archivo Municipal de Toledo.

Por Real Orden de 31 de diciembre de 1861 se dispuso que los soldados del Ejército pudieran solicitar y obtener su ingreso en las academias militares. La norma fue consecuencia de la instancia presentada el 21 de octubre por el soldado del Primer Regimiento de Ingenieros Ramón Martín Alonso, que solicitaba ser admitido a examen en el concurso de plazas convocado en enero para el Colegio de Artillería.

Informe favorable del Consejo de Estado

Para resolver la petición se recabó el parecer de la Sección de Guerra y Marina del Consejo de Estado. Este órgano emitió un informe favorable, considerando razonable y equitativo que los soldados de todas las armas e institutos pudieran solicitar e ingresar en los distintos colegios militares y escuelas especiales, siempre que reunieran las condiciones establecidas en sus reglamentos para los aspirantes a cadetes o alumnos.

El Consejo argumentó que no sería justo cerrar las aspiraciones de aquellos soldados que, por su educación, talento y cualidades sobresalientes, eran acreedores a figurar en otra escala. Subrayó además que, mientras cualquier ciudadano podía optar por ley a cursar las carreras del Estado, resultaba necesario ofrecer a estos soldados los medios para perfeccionar su instrucción y favorecer su acceso a una posición superior, desde la que serían aún más útiles a la nación.

Nace el derecho de la tropa al acceso a la carrera militar

La instancia de Ramón Martín Alonso fue contestada concediendo lo solicitado. A partir de este caso se promulgó la Real Orden que, con carácter general, reconocía a los individuos de tropa el derecho a acceder a las academias militares.
La disposición establecía que los soldados que ingresaran en estos centros y fueran reprobados por falta de aptitud, o no completaran el plan de estudios, regresarían a su cuerpo de procedencia en la misma clase que ostentaban antes de su incorporación. Debían, además, cumplir íntegramente el tiempo de servicio que tuvieran pendiente.

https://www.acami.es/efemerides/31-de-diciembre-de-1861/