Tal día como hoy, el 23 de noviembre de 1248, las tropas
cristianas lideradas por el Rey castellano Fernando III ‘el Santo’ conquistaban
la ciudad de Sevilla tras un largo asedio de 15 meses.
El asedio de la ciudad comenzó el 20 de agosto de 1247 aunque
los preparativos ya habían comenzado un año antes cuando el obispo de Rada
inició las gestiones en Roma que permitieron a Fernando III obtener una bula de
cruzada del Papa Inocencio IV, bula que le permitió al monarca castellano
contar con el apoyo económico de la Iglesia para financiar los gastos de los
soldados que se desplazasen para reconquistar Sevilla por motivos cristianos.
Con el asedio en marcha, las tropas cristianas se percataron
de que Sevilla recibía refuerzos y víveres desde la fortaleza de San Juan de
Aznalfarache utilizando un puente que unía ambos lados del Guadalquivir, el
puente de barcas. Tras conocer esta noticia Fernando III encargó al noble
castellano Ramón de Bonifaz destruirlo con una pequeña flota. Lo consiguió tras
embestir contra el puente en dos ocasiones. Aquello había aislado
definitivamente la ciudad.
Perdida toda esperanza de recibir ayuda de los almohades, el
caíd Axataf y la conferencia de notables de la ciudad aceptaron las condiciones
de Fernando III. Estas no eran otras que entregar Sevilla con todos sus
edificios intactos así como la evacuación de la ciudad en el plazo de un mes.
La ciudad se rindió en noviembre de 1248. El 23 de noviembre, en coincidencia con el cumpleaños del infante Alfonso, futuro Alfonso X, quien también participó en el asedio, el caíd Axataf entregó las llaves de la ciudad a Fernando III. Sin embargo, el monarca castellano y su séquito no entraron en la ciudad hasta el 22 de diciembre de ese mismo año para celebrar la vuelta de Sevilla a la cultura cristiana, europea y occidental rindiendo homenaje a una figura muy especial para la cristiandad, San Isidoro de Sevilla.
