Tras el fallecimiento prematuro de
sus padres, Sebastián Fernández fue acogido en Madrid por un caballero llamado
Medrano, del que adoptó el apellido. A los 15 años se alistó en la milicia,
participando en la Guerra de Independencia de Portugal y continuando
posteriormente con estudios relacionados con el arte militar hasta 1667. En
1668 pasa a Flandes, enrolándose en el Tercio levantado por Don Francisco de
Agurto, al que el Carlos II concedería el título de Marqués de Gastañaga y
designa como gobernador de los Países Bajos. Con esta Unidad participa en la
Guerra de la Devolución que finaliza con la Paz de Aquisgrán en 1668.
Posteriormente, continua su formación especializándose en el empleo de la
artillería y en la fortificación.
En 1675 es designado director de la
recién creada Academia Militar de los Estados de Flandes en Bruselas. Durante
este periodo publica un conjunto de manuales para la formación de los primeros
ingenieros militares, como Descripción del Mundo, Rudimentos
Geométricos y Militares o La Moderna Arquitectura Militar, entre
otros. El 30 de abril de 1679 es ascendido a capitán, entregándosele el mando
de una compañía en el Tercio de Luis de Costa Quiroga. Debido a su trabajo como
director de la Academia, el duque de Villahermosa, gobernador de Países Bajos
(1675-1687), solicita al Rey que permaneciese en ella, lo que le fue concedido,
aunque Medrano manifestó sus deseos de regresar a España por motivos de salud,
ya que padecía un principio de ceguera.
Uno de sus discípulos más conocido
fue Jorge Prospero de Verboon, ingeniero militar de origen flamenco, primer
marqués de Verboom y fundador del Real Cuerpo de Ingenieros, aprobado por Real
Decreto de Felipe V el 17 de abril de 1711.
En 1689 Medrano es ascendido a
Maestro de Campo de la Infantería Española, aunque su salud sigue
deteriorándose, perdiendo totalmente la vista en 1691. A pesar de su
ceguera es ascendido en 1694 a sargento general de Batalla, equivalente a
teniente general. En 1704 sufre un ataque de apoplejía que le deja sin
habla y casi sin memoria, falleciendo el 18 de febrero de 1705 en Bruselas. Es
enterrado en la iglesia de los Carmelitas Descalzos.
En su corpus teórico insiste en la
relación de la geometría con la fortificación, aludiendo, por ejemplo, al
pentágono como figura más propia para una ciudadela«por tener dos baluartes a
la villa y tres a la campaña»,o al heptágono para fortificar una villa.
En su obra El Ingeniero formula las «15 máximas o reglas de oro de la
fortificación». Plantea con ello el conflicto entre las matemáticas, la ciencia
y las bellas artes. Unas décadas más tarde, la Academia de Matemáticas de
Barcelona completa y actualiza sus teorías.
También se interesa Medrano por la
Geografía del continente americano y especialmente por los descubrimientos de
los franceses en Canadá, publicando el libro: Relación de un país que
nuevamente se ha descubierto en la América Septentrional.
