El coronel Fernando Primo de Rivera y
Orbaneja
Augusto Ferrer-Dalmau
El 22 de julio de 1921, los españoles ocupaban la posición de
Annual con unos 3.000 hombres, que estaban siendo duramente hostigados por las
tropas rifeñas, hasta el extremo de que se decide abandonarla. El 23 de julio
la retirada es total, por lo que el general Navarro ordena al teniente coronel
Primo de Rivera, jefe del regimiento Alcántara, apoyar el abandono de algunas
posiciones, llegándose a combatir al arma blanca. Pero no acaba aquí la
demostración heroica de los jinetes del regimiento. Una vez llegados a Dar
Drius, el general Navarro ordenó la evacuación de la posición hacia la de El
Batel. Recibida la orden, Primo de Rivera se reunió con sus oficiales y,
dirigiéndose a ellos, les dijo:
«La situación, como ustedes verán, es crítica. Ha llegado el
momento de sacrificarse por la patria, cumpliendo la sacratísima misión de
nuestra Arma. Que cada uno ocupe su puesto y cumpla con su deber».
El Alcántara cumplió su deber de proteger los flancos y la
retaguardia de la columna en retirada, con constantes cargas sobre el enemigo,
pero su gesta aún no había terminado. Cuando se dirigía hacia El Batel, la
columna debía atravesar el río Igan, donde se produjo un fuerte ataque de las
fuerzas rifeñas allí emboscadas. Al producirse los primeros disparos, el
general Navarro ordenó a Primo de Rivera que cargara con sus escuadrones sobre
el flanco izquierdo, para conseguir que la columna vadease el río.
Primo de Rivera, sabiendo a lo que se enfrentaba arengó a sus jinetes con estas
palabras:
«¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual
cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas
las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no
lo somos».
Los jinetes del Alcántara cargaron hasta cuatro veces contra
el enemigo atrincherado, mientras el resto de la columna conseguía atravesar el
río. Ante el agotamiento de los caballos, se llegó a combatir al paso y después
pie a tierra. Cabe destacar que, en las últimas cargas, ante lo menguado de las
fuerzas, hasta los oficiales veterinarios y los jovencísimos educandos de
banda, se incorporaron y cayeron junto a sus compañeros.
Casi 700 hombres formaban el regimiento al comenzar el día. Sobrevivieron el
teniente coronel Primo de Rivera, dos comandantes, algunos oficiales y unos
setenta de tropa. Al finalizar esa jornada, el Regimiento de Alcántara dejó de
existir como Unidad. Días después falleció el teniente coronel Primo de Rivera,
a causa de la gangrena producida al amputarle un brazo tras ser alcanzado por
un proyectil de cañón.
Por todos estos hechos, se iniciaron los trámites para la concesión de la Cruz
Laureada de San Fernando al Regimiento de Alcántara, con el siguiente dictamen
del juez instructor:
«[…] En virtud de estas situaciones donde resplandece de
forma brillante la conducta de este Regimiento, de la que el clamor público, y
muy especialmente de los residentes en esta Plaza que vivieron y sufrieron
aquellos días de angustia y que son los más fieles juzgadores de la actuación
de este Cuerpo, hizo ya sus galas juzgándolas sin pasiones como heroicas y
definitivas en aquellos sucesos, pasándolas a la historia para enaltecer y
perdurar las glorias de España y su Ejército y el Arma de Caballería ; el Juez
que tiene el honor de informar es de parecer que en pocos casos como el
presente está tan claro el derecho a tan apreciada recompensa como el del
Regimiento de Alcántara, comprendido en el artículo 55 del vigente reglamento.
Melilla a 8 de Febrero de 1.933»
El día 1 de junio de 2012, el Consejo de Ministros concedió
la Cruz Laureada de San Fernando, en su modalidad de colectiva, al Regimiento
de Cazadores de Alcántara, 14º de Caballería, que fue impuesta sobre el
Estandarte del RCAC Alcántara nº 10 por S.M. el Rey D. Juan Carlos I, el día 1
de octubre de 2012, en el Palacio Real de Madrid.