Durante la guerra de independencia de las 13 colonias
británicas contra la metrópoli, Francia y España declararon la guerra a
Inglaterra y apoyaron a George Washington. Combates terrestres y navales
tuvieron lugar tanto en Norteamérica, como en Centroamérica, Europa, en el
Atlántico, Mediterráneo y el Caribe.
Es precisamente el 12 de abril de 1779 cuando España y Francia firman el
Tratado de Aranjuez donde se establece la colaboración de ambas en apoyo de la
independencia de Norteamérica. Uno de los puntos del acuerdo establecía la
cooperación militar para recuperar la isla de Menorca, ocupada por los
británicos en 1708 durante la guerra de sucesión a la corona de España y
reconocida bajo soberanía británica en 1713 en el Tratado de Utrecht al igual
que Gibraltar.
Los combates para recuperar Menorca tuvieron lugar entre el 19 de agosto de
1781 y el 5 de febrero de 1782. La Isla había estado ocupada por los británicos
desde 1708 a 1756, año en que pasa bajo control francés durante 7 años, hasta
1763, año en el que es recuperada por los británicos hasta 1782, que como
decimos, es cuando se recupera la soberanía española en la isla. Aun estaría
después bajo un breve dominio británico desde 1798 a 1802.
En agosto de 1781 una flota franco-española al mando del
duque de Crillón atacó y puso asedio a la isla de Menorca que capituló seis
meses después el 5 de febrero de 1782. La flota compuesta por 70 navíos había
partido de Cádiz y se unió en Cartagena con la flota francesa, navegando juntos
hasta la isla de Menorca.
La fuerza franco-española desembarcó en la isla y se apoderó de la mayoría de
las plazas excepto las dos principales de Mahón y Ciudadela donde se había
concentrado la resistencia británica. Comenzaría entonces un asedio sobre ambas
ciudades que duró varios meses hasta que finalmente el Gobernador británico
James Murray capituló y entregó la isla al Reino de España.
Dadas las fuerzas enfrentadas, no fueron unos combates
cruentos pues los británicos sufrieron unos 50 muertos y 150 heridos y la
fuerza conjunta unos 190 muertos y 380 heridos. Tras la rendición se hicieron
unos 2.500 prisioneros que debido al valor demostrado durante la resistencia
británica, se les permitió regresar a Inglaterra recibiendo honores militares.
Igual acción realizó el General Gutiérrez de Castro en Tenerife pocos años
después cuando después de vencer a Nelson en 1797 se trató con hidalguía y
consideración a los prisioneros que fueron trasladados en buques españoles a
Lisboa para su repatriación a Inglaterra. La Reina de Inglaterra agradeció el
gesto por carta al Rey de España.
Los tiempos aquellos de la caballerosidad e hidalguía que se
manifestaban en las batallas del siglo XVIII, el siglo de las luces, pronto
desaparecieron tras los ejércitos de masas derivados de la Revolución Francesa.
El siglo XIX se caracterizó por la pérdida de aquellas costumbres
caballerescas.