La batalla del Cabo de San Vicente fue un combate naval que
se desarrolló el 14 de febrero de 1797 frente al cabo del extremo suroccidental
de la costa portuguesa. La Revolución francesa había revolucionado el viejo
continente, pero en aquellos momentos España era aliada de Francia por el
Tratado de San Ildefonso.
La escuadra española, formada por 24 navíos de línea, 7
fragatas y un bergantín, con más de 2500 cañones, partió de Cartagena. Entre
los buques de la flota española se encontraba el Santísima Trinidad, el
mayor buque de guerra del mundo, con 136 cañones y el único con cuatro
cubiertas de artillería. Poco antes de su llegada a Cádiz fueron sorprendidos
por un fuerte temporal, al tiempo que la flota británica, con 15 navíos de
línea, cuatro fragatas, y tres barcos menores, disponía de unos 1500 cañones e
interceptaba a la escuadra española.
Al amanecer del día 14, los barcos británicos se encontraban
en posición de combate frente a los españoles. Ante la inferioridad numérica,
los británicos trataron de evitar el combate, pero finalmente decidieron atacar
para tratar de impedir que la escuadra española se uniera a la flota francesa
que permanecía a la espera en Brest. Para ventaja de los británicos, la
escuadra española estaba formada en dos grupos tácticamente mal dispuestos para
el combate, mientras que los británicos conservaban la línea. El almirante
británico Jervis ordenó a su flota que pasara entre ambos grupos, lo que
optimizaría el uso de los cañones de sus barcos, mientras impedía que la flota
española pudiera usar todos los suyos. En todo momento maniobró la flota con el
fin de impedir que los barcos españoles pudiesen escapar hacia Cádiz.
Nelson había sido transferido al HMS Captain y se dirigió hacia la retaguardia de la línea española. Desobedeciendo las órdenes de que la línea británica maniobrara para acorralar al grupo menor de buques españoles, rompió la formación para perseguir al grupo mayor, colocándose frente a los barcos españoles. Jervis, aunque veía cómo Nelson desobedecía sus órdenes (¿A dónde va ese loco?, bramó), envió nuevos buques en su apoyo. Después de que toda la tripulación del San Nicolás de Bari fuera acribillada, un soldado español de infantería de Marina —Martín Álvarez Galán se llamaba—, defendió la bandera del buque causando la muerte del capitán Morris y varios ingleses más antes de entregar su vida.
No hubo ni vencedores ni vencidos. Sí, en cambio, algunos consejos de guerra a los mandos españoles, muchos muertos por ambos lados y enormes pérdidas en la flota.