A pesar de que sucedió hace algunos años el 26 de septiembre de 2011. Hoy recordamos la hazaña de la soldado Ángela: que rescató a un compañero herido por los talibanes en Afganistán.
Ángela Jorgia Lloret flanqueaba
a su compañero herido y trataba de replegarse hasta una posición segura, al
mismo tiempo que repelía con su arma reglamentaria el ataque de los talibanes. Corrían
en uno de los rincones olvidados de Afganistán, en Sangatehs, donde los
terroristas se movían con grave facilidad. La muerte acechaba a su compañero,
su amigo, el que dormía en la litera de al lado en una de las misiones más
difíciles a las que se ha enfrentado el Ejército. La soldado del regimiento de
montaña América 66 aquel episodio que bien pudo haberse convertido en tragedia.
Aquello era territorio hostil, asfixiante por momentos.
Ese día, caminaban a pie hacia
el puesto de observación Vigocho, donde debían brindar protección para el paso posterior
de otros compañeros. Salieron temprano, estuvieron andando como una hora y
media. Llegaron al punto donde tenían que hacer la vigilancia y de pronto
empezaron a hacer fuego sobre los militares españoles. Los talibanes se encontraban a 700 u 800
metros. Una de esas balas alcanzó en el hombro a su compañero.
En ese momento se puso en
marcha el protocolo que tantas y tantas veces habían ensayado. No pensaban en
otra cosa más que en evacuar al compañero herido. Los helicópteros no
podían llegar hasta su posición por el peligro de ser alcanzados por las balas
enemigas.
Ángela y otro compañero
sanitario acompañaban al soldado herido -que caminaba por su propio pie-, al
mismo tiempo que respondían al ataque de los talibanes.
Ángela y los suyos recorrieron
aquel kilómetro y medio hasta alcanzar una posición segura. Un helicóptero
trasladó al militar herido hasta un hospital ROLE-2 de Bala Murghab, donde fue
intervenido con éxito: salvó la vida.