Introducción:
Tras la gran victoria en Ceriñola, el Gran Capitán realizó un rápido avance hacia Nápoles, entrando en dicha ciudad en el mes de mayo de 1503.
Ahora tocaba perseguir al Ejército Francés, cuyos restos se habían refugiado en el puerto de Gaeta, situado en el golfo del mismo nombre, históricamente esta ciudad había sido considerada la “Llave de Nápoles” y su toma permitiría la llegada de refuerzos desde España y aseguraría la toma del Reino de Nápoles.
El Rey Francés, Luis XII, envió desde Génova una escuadra de socorro al mando del Almirante Prijan, al mismo tiempo un Ejército avanzaba por tierra al mando del Mariscal Louis De La Tremouille, este ejercito contaba con una fuerza de unos 25.000 hombres, mientras los españoles no sumaban más de 14.000.
A todo esto, el Mariscal De La Tremouille falleció y su puesto fue ocupado por Francisco de Gonzaga, Duque de Mantua.
Los objetivos de ambas fuerzas francesas eran, levantar el sitio de Gaeta y recuperar Nápoles.
El Gran Capitán advertido del avance francés y antes de quedar copado en Gaeta, decide en el mes de octubre, realizar una retirada táctica y se repliega al este de rio Garellano. Para proteger la zona y frenar el avance enemigo, ocupa las plazas fortificadas de Montecasino (ciudad que se hará celebre en la Segunda Guerra Mundial), Roccasecca y San Germano, estas plazas y su línea en el Garellano conseguirá frustrar el avance francés y su intento de cruzar el rio, huelga decir, que el Gran Capitán adopto este sistema defensivo rehuyendo el combate en campo abierto dada la superioridad numérica francesa.
Fuerzas enfrentadas:
Como ya hemos dicho, el Ejército Francés sumaba unos 25.000 hombres, divididos en:
7.100 efectivos de Caballería.
12.000 efectivos de Infantería francesa.
5.000 piqueros suizos.
50 cañones
Enfrente, al otro lado del río, el Ejercito del Gran Capitán con 13.700 hombres:
1.700 efectivos de Caballería.
12.000 infantes, entre los que se encontraban cierto número de Lansquenetes alemanes.
20 cañones
Como vemos, la superioridad numérica francesa era abrumadora.
La batalla de Garellano (Joaquín Parrón) |
Escaramuzas:
Durante el mes de octubre, los franceses intentaron una y otra vez cruzar el río, intentos siempre frustrados por los españoles. Consciente de la dificultad de hacerlo frente a las líneas españolas, el general francés, Francisco de Gonzaga, Duque de Mantua hizo otro intento, esta vez cerca de la desembocadura, para ello se dirigió en completo silencio con su Ejército hacia el lugar. Los españoles se dieron cuenta del movimiento y acudieron con rapidez al punto de cruce.
Los franceses protegidos por su formidable artillería, tendieron un puente de barcas y comenzaron a cruzar, pero se encontraron de frente con las descargas de arcabuz españolas y con un violento contraataque que termino en un cuerpo a cuerpo. Logrando rechazar la penetración y haciéndolos retroceder una vez más, al otro lado.
Con el frente estabilizado, el mes de noviembre se pasó con tan solo combates singulares entre los campeones de los dos Ejércitos, casi siempre en el puente de barcas tendido por los franceses en octubre.
En estos combates se distinguió el capitán Diego García de Paredes, se dice que tras recibir una reprimenda del Gran Capitán por una maniobra que no fue de su agrado, el extremeño García de Paredes se dirigió, con su espada a dos manos, a un extremo del puente y retó a un destacamento francés. Como el puente era estrecho, los franceses no pudieron exhibir su superioridad numérica y el “gigante extremeño” hizo una matanza entre ellos. Esto animo a los españoles que se unieron a la sangrienta refriega, hasta que la artillería francesa comenzó a disparar. Dependiendo de las crónicas, se dice que allí perdieron los franceses entre 500 y 2000 hombres (personalmente creo que fue una escaramuza sangrienta a costa francesa, pero pongo en duda el número de efectivos franceses eliminados).
Si antes de esto, el Gran Capitán admiraba a Paredes, después de esto llego a cotas difíciles de igualar.
A todo esto, las lluvias torrenciales hicieron crecer el rio y enfangaron el terreno (cosa que también pasó en el mismo lugar durante la campaña italiana llevada a cabo por los aliados en la Segunda Guerra Mundial). Esto hizo que las condiciones de vida para los hombres en ambos lados del río fueran insalubres e insoportables. Aquí el Gran Capitán dio una vez más muestras de su valía, compartiendo las malas condiciones de vida que tenían sus hombres. Mientras que por el contrario, en el lado francés, las incomodidades causaron un cambio decisivo en el mando del Ejército. Como el Duque de Mantua no gozaba de predicamento entre sus tropas, fue relevado y cedió el mando a Luis II, Marques de Saluzzo, general con más prestigio que el anterior.
Llegó el mes de diciembre y con él, la llegada de 3000 hombres de refuerzo al mando del general Bartolomeo d´Alviano. Con estos refuerzos, el Gran Capitán vio llegado el momento de pasar al ataque, mandó a su Maestro de Ingenieros Pedro Navarro y a Juan de Lezcano que construyeran un puente en tres secciones que pudiera ser ensamblado con rapidez y tras los dos días de tregua pactada por Navidad, pasó a la acción. Primero hizo creer que se retiraba hacia el río Volturno, esto hizo que los franceses relajaran la vigilancia, enviaran tropas a retaguardia y sus oficiales se fueran a descansar a pueblos vecinos.
La batalla:
Al norte del campamento francés, a unos 8 kilómetros se encontraba la aldea de Suio, en este lugar el río era más estrecho y poco profundo, aquí, los españoles podrían tender el puente por secciones más fácilmente que en otros lugares, aparte de que era un terreno más seco y se podría avanzar más rápidamente.
El grueso del Ejército Español, el cual los franceses creían que estaba de camino hacia el Volturno, se había desplazado en dirección a donde se tenía previsto cruzar el rio por los pontones desmontables.
La noche del 27 de diciembre fueron ensamblados y tendidos en el rio unidos por barcas y cadenas. Todo estaba dispuesto para dar un “disgusto” a los franceses, para ello, el Gran Capitán había dividido su Ejército en tres Cuerpos:
Bartolomeo d´Alviano, con 3.500 hombres, entre ellos 200 jinetes cruzaría en primer lugar.
Un cuerpo Central al mando del propio Gonzalo Fdez. de Córdoba, dividido a su vez en tres grupos, uno al mando de Diego de Paredes, Pedro Navarro con 3.500 infantes (rodeleros y arcabuceros), otro al mando de Prospero Colonna con 230 hombres de caballería y el tercero al mando de Gonzalo Fdez. de Córdoba con 2000 Lansquenetes alemanes.
El tercer Cuerpo, enfrente del puente francés, para hacerles creer que mantenía posiciones defensivas, al mando de Fernando de Andrade y Diego de Mendoza, estos tenían la orden de cruzar el puente al ver derrumbarse a los franceses.
Al amanecer del día 28 de diciembre los hombres de Bartolomeo cruzaron rápidamente el pueblo y atacaron a las pequeñas guarniciones francesas de Suio, Castelforte, Vallefredda y Pontecorvo, las cuales pilladas por sorpresa apenas pudieron ofrecer resistencia, fueron arrolladas y huyeron presas del pánico que pronto se extendió al resto del Ejército francés.
Durante el resto del día las tropas españolas se dedicaron a consolidar sus posiciones y a hostigar a los franceses que se retiraban. Para evitar que se refugiaran en la ciudadela de Gaeta, el Gran Capitán realizo un movimiento envolvente, envió a d´Alviano hacia el puente de Mola, envolviendo el flanco izquierdo enemigo, cortando la línea de retirada hacia Gaeta y asegurando ese crucial paso. Esta retirada francesa se hizo en las peores condiciones, de noche, sobre unos barrizales en los que sus cañones se hundían, bajo una gran tormenta y para rematar la faena, hostigados sin pausa por los españoles, los franceses presas del pánico en lo único que pensaban era como salir de aquel infierno, no pensaban en recomponer líneas y hacer frente al enemigo, su afán era el de escapar como fuese.
En esto, el tercer cuerpo español, cruzo por el puente de barcas tendido por los franceses, avanzando pegados al mar y amenazando con envolver el flanco derecho francés.
Antes de llegar a Mola, en la mañana del día 29, debían cruzar un cuello de botella, un estrecho desfiladero (Scauri), en el cual había una pasarela bastante estrecha que cruzaba el rio, este después de las incesantes lluvias se había desbordado y su paso se hacía muy inseguro. Aquí, un caballero francés de nombre Pierre Terraill (el caballero Bayardo) decidió presentar batalla con la caballería pesada de la que aún disponía. Acometió con tal ímpetu y fuerza a la vanguardia al mando de Colonna que los hizo retroceder hacia la columna de infantería al mando del Gran Capitán, los Lansquenetes se quedaron inmóviles sin saber qué hacer y el desconcierto cundió entre ellos, Fernández de Córdoba montado en su caballo se abrió paso hasta las primeras filas y arengándoles consiguió que formaran un cuadro para hacer frente a la carga de caballería francesa, los alemanes resistieron y Pierre Terraill perdió a la mayoría de sus hombres.
Pierre Terraill , el
caballero Bayardo en el Garellano
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La inminente llegada de la columna al mando de Andrade y Mendoza termino con la poca resistencia francesa y Saluzzo al ver que estaba en serio peligro de ser cercado decretó la retirada general, una especie de “sálvese quien pueda”, el ejército francés emprendió una desesperada y caótica huida, abandonando cañones, armas de todas clases, banderas y equipo diverso, del cual se apoderaron rápidamente los españoles, esta huida desesperada hizo que cientos de soldados murieran o fueran hechos prisioneros. El único que ofreció algo de resistencia para cubrir a sus compañeros fue Pierre Terraill, luchando incansablemente hasta que cayó la noche y pudo refugiarse en Gaeta.
Las fuerzas de Andrade, Mendoza, Colonna y Gonzalo Fernández de Córdoba, confluyeron en Mola, donde se encontraron con un contingente francés al mando del genovés Bernardo Adorno el cual tenía la orden de intentar ganar algo de tiempo, fue inútil, y cayó derrotado rápidamente.
Con esta última escaramuza termino la batalla de Garellano, en la cual las tropas del Gran Capitán, a pesar de ser inferiores en número una vez más volvieron a derrotar a los franceses, como ya habían hecho anteriormente en Ruvo, Seminara y Ceriñola. Con esta batalla finalizo la conocida como Segunda Guerra de Nápoles, entre Francia y España.
Casi la mitad del Ejercito francés causo baja, 4000 muertos, 2000 heridos y unos 4000 prisioneros. Por parte española las bajas fueron aproximadamente unos 900 hombres.
Conclusión:
Las tropas españolas, tras un alto para reponer fuerzas se dirigieron a Gaeta, la cual cercaron completamente el día 30 de diciembre. El día 1 de enero de 1504 el Marqués de Saluzzo hizo una oferta de rendición, la cual fue aceptada por el Gran Capitán, en ella se establecía el intercambio de prisioneros y la libre retirada de los franceses por tierra o mar.
Por mar, los altos oficiales franceses junto al Marqués de Saluzzo, embarcaron en dos carracas cedidas por los españoles, junto con todas las tropas que pudieron entrar en ellas. Estos sufrieron grandes penalidades, muchos murieron a causa de las heridas o de Malaria.
Por tierra el resto del Ejército, que sufrió aún más, recorriendo el camino de vuelta a casa, fueron atacados por los italianos en represalia por los saqueos y violencia cometidos contra ellos por estas mismas tropas unos meses antes. Solo un tercio del Ejercito Francés regresó a casa, el resto pereció en combate, enfermedades y hambre.
Esta batalla tuvo consecuencias militares y políticas, los franceses por el Tratado de Lyon, reconocían la posesión por parte de España del Reino de Nápoles y acababa con la Segunda Guerra de Nápoles, a partir de entonces los franceses solo se quedarían en el norte de Italia.
La victoria en el Garellano, es la última que dirigió personalmente el Gran Capitán, pero sus tácticas perduraron, los oficiales que tuvo durante sus campañas las aplicarían en batallas posteriores y se dice que su movimiento envolviendo el flanco izquierdo francés sin tener que quitar tropas de otros sectores es muy similar al ataque realizado en el norte de África por parte de Erwin Rommel en 1942 durante la batalla de Gazala.
El Regimiento de Infantería Garellano nº 45 lleva el nombre de la Batalla, pero a pesar de la creencia popular, se creó mucho después de la misma, concretamente en 1877.
Fuentes
Batallas decisivas de la Historia de España, Juan Carlos Losada
Los Tercios Viejos.Blogspot.com
Osprey/del Prado
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