Todos sabemos que cuando decimos, esto es una bicoca, queremos decir que es algo conseguido fácilmente. Pero no todos saben que dicha palabra proviene de la batalla del mismo nombre, para los españoles significa lo comentado anteriormente, sin embargo, para los franceses es sinónimo de ruina.
Veamos cómo se introdujo esta palabra en nuestro diccionario.
Introducción:
Al comienzo de la guerra de los Cuatro Años (1521-1526), el Emperador Carlos y el Papa León X se aliaron contra el rey francés Francisco I y sus aliados venecianos para arrebatarles su dominio más importante en Lombardía, el Ducado de Milán.
Para ello un gran contingente papal, a las órdenes del Marqués de Mantua se reunió con las fuerzas españolas procedentes de Nápoles concentrándose cerca de Mantua a la espera del contingente alemán que se acercaba cruzando tierras venecianas. Una vez reunidas todas las tropas y al mando de Prospero Colonna se adentraron en territorio francés.
Durante varios meses, estas tropas se dedicaron a esquivar una batalla campal y se concentraron en el asedio de ciudades. Las fuerzas francesas, al mando de Odet de Foix, Vizconde de Lautrec, mantenían una línea defensiva desde Cremona hasta el rio Adda, pero los mercenarios suizos un poco “hartos” de la situación empezaron a desertar de forma masiva.
Al enterarse de ello, Colonna avanzo y cruzó el rio Adda por el pueblecito de Vaprio d´Adda. El Vizconde de Lautrec ante la falta de Infantería y pensando que la campaña por ese año (estábamos en otoño y el invierno se acercaba) se había acabado, se retiró a Milán. Pero las fuerzas Imperiales no tenían en mente acabar la campaña y la noche del 23 de noviembre de 1521 lanzaron un ataque sorpresa contra la ciudad, acabando con la resistencia de las tropas venecianas en uno de los muros y entrando en Milán, las tropas francesas después de una lucha callejera se retiraron a Cremona con aproximadamente 12.000 hombres.
Para enero de 1522 los franceses habían perdido las ciudades de Pavía, Como y Alessandria. En el ínterin, Francisco II Sforza con un contingente de tropas alemanas se unió a Colonna en Milán.
Mientras tanto, el Vizconde de Lautrec había recibido como refuerzo tropas venecianas, las Bandas Negras (así conocidas por sus ropajes oscuros) al mando de su Condotiero Giovanni de Médicis, tropas francesas y lo más importante, 16.000 piqueros suizos.
Las tropas francesas atacaron las ciudades de Novara y Pavía intentando atraer a Colonna a una batalla campal. Colonna abandona Milán y se fortifica en el monasterio de Certosa.
Pero Lautrec sabía que si atacaba frontalmente esta posición sufriría grandes pérdidas, en lugar de ello atacó las líneas de comunicaciones Imperiales, cortándolas y arrasando las cercanías de Milán y Monza.
Y aquí es donde la cuestión empezó a torcerse para los franceses, los mercenarios suizos, con su jefe Albert von Stein y el resto de sus oficiales a la cabeza, se quejaban que desde que llegaron a Lombardía no habían recibido sus pagas. Conminaron a Lautrec a atacar a los españoles inmediatamente, si no lo hacía, ellos regresarían a casa. Con grandes dudas pero obligado por las circunstancias, Lautrec avanzó hacia Milán.
Colonna, sabedor de su gran desventaja numérica hizo lo que el Gran Capitán en Ceriñola, recorrió el terreno hasta encontrar una posición ventajosa en la que hacer frente a los franceses. Y lo encontró en el parque de Bicoca, a seis kilómetros al norte de Milán. Este se encontraba encajonado entre unos pantanos al oeste y la carretera hacia Milán al este. La carretera discurría al lado de un dique que se cruzaba por un estrecho puente de piedra al sur del parque. El lado norte era cruzado por un camino cenagoso y hundido, Colonna aprovechó esta circunstancia y levanto un muro de tierra por delante de sus posiciones, lo que hacía que el camino estuviese aún más hundido. Hecho esto, coloco su artillería en plataformas protegidas por este muro, con esta disposición su artillería dominaba el norte y parte de la carretera principal.
El estar encajonados entre el pantano y la carretera, hizo que el frente de combate no tuviera más de 500 metros, lo que le permitió concentrar sus fuerzas.
Detrás del muro de tierra coloco cuatro filas de arcabuceros al mando de Fernando de Avalos, Marques de Pescara, tras ellos y protegiendo sus espaldas los piqueros españoles y alemanes al mando de Georg von Frundsberg.
Al sur y a bastante distancia se colocó la Caballería al mando de Antonio de Leyva, este envió un destacamento al mando de Francisco Sforza para proteger el puente que cruzaba el dique.
La noche del 26-27 de abril de 1522 Lautrec envió a 400 jinetes en misión de reconocimiento, los cuales le informaron de la dificultad del terreno y Lautrec comprendió que una carga frontal no sería una buena idea, por lo que decidió usar su superior artillería para machacar las posiciones españolas y rematar el trabajo con su caballería pesada.
Y aquí es donde de repente todo cambió……………….
Fuerzas enfrentadas:
El Ejército francés sumaba entre 25.000 y 30.000 hombres.
15.000 piqueros suizos
3.500 infantes venecianos
2.500 infantes franceses
1.200 de Caballería pesada
1.500 de Caballería ligera
Entre 1000 y 4000 (no se conoce su número exacto) mercenarios “Bandas Negras”.
El Ejercito Imperial sumaba unos 18.000 hombres.
10.000 infantes alemanes
3.500 infantes españoles
2000 infantes italianos
1000 de Caballería pesada
900 de Caballería ligera
Como se puede apreciar, la superioridad numérica francesa era evidente.
La Batalla:
Como hemos dicho más arriba, todos los planes franceses se fueron al traste, los suizos que no habían recibido sus pagas, estaban ansiosos por entrar al pillaje en Milán, además, querían demostrar que seguían siendo la élite de la Infantería (para su desgracia, no se acordaban de Ceriñola y Garellano). Su jefe, Albert von Stein exigió al jefe de la infantería francesa, Anne de Montmorency que inmediatamente lanzara un ataque frontal, si no lo hacían, ellos se retirarían de la batalla.
Anne de Montmorency, por Jean Clouet |
Viendo la situación y con los suizos presionando, Lautrec ordenó atacar al atardecer del 27 de abril. Montmorency al frente de los 15.000 piqueros suizos divididos en dos cuadros inmensos avanzó, por delante de ellos iban las “Bandas Negras” limpiando el terreno de estacas y demás obstáculos para que los suizos progresaran rápidamente.
Tras ellos, la línea principal francesa con los infantes franceses y venecianos
Al tiempo, la caballería francesa al mando de Thomas de Foix-Luescun y de Sieur de Pontdormy avanzó por la carretera en dirección al puente de piedra que cruzaba el dique amenazando la retaguardia española.
Anne de Montmorency ordenó a los cuadros suizos que se detuviesen a la espera de que la artillería francesa “ablandara” las posiciones españolas, los suizos, con un aire de superioridad o autoconfianza, se negaron y siguieron avanzando. Se dice que entre los dos cuadros había rivalidad, ya que uno provenía de los cantones rurales, este al mando de Arnold Winkelried y el otro, de cantones urbanos, al mando de Albert von Stein.
PIQUEROS SUIZOS |
Cuando los suizos se encontraron al alcance de los cañones españoles, Colonna ordeno abrir el fuego, los suizos pillados en campo abierto y sin cobertura fueron acribillados, se cree que más de 1000 suizos cayeron antes de llegar a las defensas españolas.
Los cuadros suizos frenaron en seco al llegar al camino hundido, este junto con el terraplén construido por los españoles superaba en longitud a las picas suizas.
Montmorency se vio sobrepasado por la situación, incapaz de maniobrar, no supo cómo sobrepasar el muro. Las tropas Imperiales no desaprovecharon la oportunidad y lanzaron andanada tras andanada de sus arcabuces.
Ante esto, los suizos se disgregaron, algunos se dirigieron hacia el este para unirse a la caballería francesa y atacar hacia el sur, hacia el puente de piedra, pero las andanadas de la artillería y de los arcabuces imperiales les masacraron.
Otros, frente al muro lanzaron ataques desesperados subiendo por el terraplén, allí se encontraron con los lansquenetes alemanes y los piqueros españoles que habían ocupado posiciones por delante de los arcabuceros.
PIQUEROS Y LANSQUENETES IMPERIALES EN BICOCA |
Aquí, Frunsdberg, el comandante de los Lansquenetes dio cuenta de varios capitanes suizos, varios de ellos en combate singular.
Tras media hora de asaltos rechazados una y otra vez, los cuadros suizos desangrados con la mayor parte de sus capitanes muertos (22, entre ellos los jefes de los dos cuadros, Winkelried y Von Stein), con los nobles franceses que iban con ellos, también muertos (tan solo Montmorency sobrevivió) los suizos se
retiraron hacia la línea principal francesa dejando entre 3000 y 4000 muertos sobre el terreno.
Ahora veamos que fue del avance de la caballería francesa hacia el puente de piedra.
Lescun, al mando de 400 jinetes de caballería pesada alcanzó el puente y se encontró con la caballería al mando de Leyva. Lescun trató de maniobrar para alcanzar el campamento Imperial, mientras Pontdormy con su caballería se enfrentaba al destacamento de Sforza. La resistencia de Pontdormy ante Sforza permitió que Lescun se diera cuenta de que estaba a punto de ser rodeado por la caballería Imperial y le dio tiempo a retirarse hacia su línea principal de batalla.
Los capitanes Imperiales pidieron a Colonna que les permitiera perseguir a los franceses, pero Colonna se negó aduciendo que la línea principal francesa estaba intacta y que atacar les pondría al alcance de la superior artillería francesa y que el principal contingente francés, los suizos estaban desmoralizados y no tardarían en irse del campo de batalla, cosa que sucedió casi inmediatamente después. Aun así, pequeños grupos de arcabuceros y de caballería ligera hostigaron a los franceses, pero se vieron detenidos y rechazados por las Bandas Negras que cubrían la retirada francesa.
Colonna tenía razón, los suizos regresaron a sus cantones el día 30 de abril, Lautrec viendo que con la infantería restante no podría continuar la campaña se retiró, cruzando el rio Adda hacia el territorio de sus aliados venecianos.
Conclusión:
Cuando Lautrec alcanzó Cremona, partió a dar novedades al rey Francisco I, con ello la autoridad francesa sobre el norte de Italia quedo desbaratada y su posición en Italia seriamente amenazada.
Colonna y Avalos avanzaron hacia Génova, ocupándola tras un breve asedio. Lescun ordenó la retirada de la guarnición francesa del castillo Sforzesco en Milán y la evacuación y abandono por parte francesa del norte de Italia. Así mismo, los venecianos, con su recién elegido Dux, Andrea Gritti sin la protección francesa y con miedo a las represalias imperiales perdieron interés por la guerra y firmaron con el Emperador Carlos el Tratado de Worms, por el cual se retiraban de la guerra.
Aún quedaban años de guerra contra los franceses, pero su desenlace lo veremos en el próximo artículo, la Batalla de Pavía.
Para comprender el desastre que fue Bicoca para los franceses tan solo hay que fijarse en el número de bajas.
Entre 3000 y 4000 por parte francesa y 1 por parte imperial, además caído por lo que ahora conocemos como “fuego amigo” y sé que sonara gracioso ,pero fue por la coz de una mula.
Fuentes:
Los Tercios Viejos.Blogspot.com
Osprey/del Prado
Editorial Almena
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