El 30 de diciembre de 1876, el Artillero 2.º Antonio Rubio Mateos alcanza la Cruz Laureada de San Fernando por su heroico comportamiento al lanzarse sobre un armón lleno de granadas que se habían incendiado, logrando, tras denodados esfuerzos y con grave riesgo de su vida, apagar el fuego y evitar la explosión con los consiguientes estragos entre el personal.