Ha pasado más de medio siglo… pero a
pesar del tiempo transcurrido en “el alma” de los regulares están presentes
aquellos bravos y valientes soldados indígenas que ofrecieron lo mejor de su
ser, su juventud y muchos, su vida desde el año de la Fundacion (1911) de las
Fuerzas Regulares hasta su terminación del Protectorado (1956). Escribiendo ,
con su trabajo diario, su disciplina, amor a España, preparación para el
combate y heroísmo al mando de brillantes oficiales del Ejercito Español, la
gloriosa historia de los Grupos de Regulares.
Por todo ello en este homenaje
debemos hacer especial atención a aquellos soldados indígenas que durante medio
siglo fueron las raíces que nutrieron con la savia del valor y el heroísmo a
las Fuerzas Regulares y a los que debemos recordar, con orgullo y cariño, a los
que murieron en paz y en guerra una oración que los Regulares de hoy rezan en
el Acto a los Caidos y a los que viven soportando en su cuerpo el peso de los
años y de las graves heridas de guerra y que recuerdan con nostalgia sus años
de servicio a España en aquellos legendarios y laureados Tobares.
Bautismo de fuego
Su primera acción de Guerra se produce el 7 de octubre de
1911 en el combate del Paso de Kert, estas tropas bisoñas ya demuestran su
valor se gana la confianza del Mando.
Pero las verdaderas acciones de guerra comienzan en 1912
hasta la finalización de la Campaña con la pacificación del territorio (1927),
reanudándose en la guerra Civil Española (1936).
Desde su bautismo de fuego los Regulares ponen de manifiesto su valor, disciplina y una pléyade de virtudes militares difíciles de igualar. Asombro producía contemplar las guerreras de los Regulares realzadas por el verde laurel de las Cruces Laureadas de San Fernando y Medallas Militares individuales, ganadas con arrojo y valentía por cumplir la misión recibida.