El 10 de septiembre de 1808, el Soldado de Caballería del Regimiento Algarbe, Francisco García y tres compañeros más, entraron de noche y a caballo en Nalda (Logroño), que estaba ocupada por fuerzas francesas. Sus gritos, disparos y estentóreos vivas a España convencieron a los vecinos de que la villa era tomada por el ejército español y se echaron a la calle, huyendo los franceses, abandonando heridos, caballos y pertrechos.
Todavía les
persiguieron los cuatro jinetes y lograron hacerles varias bajas.