El día 12 de septiembre de 1553, se determinó que en lugar de dos que habían fueran tres los Tenientes de Capitán de Artillería, y nombrado para la plaza que se creaba al Capitán de Artillería, Francisco de Molina de la Peñuela, con 75.000 maravedíes de salario al año. Estos Tenientes se hacían de Capitanes efectivos del Ejército, cuyo ascenso natural era a Maestres de Campo. Entonces no existía la clase de Tenientes, ni esta denominación significaba lo que ahora ni el mando ni atribuciones de aquéllos se parecía en nada a los de un subalterno de compañía; su número se llegó a aumentar hasta seis. En la organización que siguió a ésta hubo también Tenientes Generales y sus inmediatos eran Tenientes provinciales y Comisarios de varias clases, habiéndose dado a los primeros la asimilación y luego el carácter de Coroneles, etc., y de aquí y de la escala cerrada provinieron las recompensas de empleos militares superiores a los de asimilación y la perfecta compatibilidad de los unos con los otros, porque nada se oponía a que un Comisario ordinario, asimilado a Capitán para su servicio en el Cuerpo, disfrutarse personalmente el empleo y sueldo de Teniente Coronel, remontándose esto a los principios del siglo XVIII.
